20 febrero 2014

Un día después

Porque así es todo en esta vida. Un cuelgue es un día. No hay mucho recopilado. Lo que tengo para escribir es que quiero predicar la paz, quiero predicar el sujeto, quiero obtener el objeto directo y no dejar que el verbo pierda de vista la acción. Deber, poder, querer, hacer. Yo, tu, él. Nosotros, vosotros. Y por qué no ellos.

Hasta dentro de un día después.

PD: Hablando de predijeces, les cuento que Angélica predijo el octonoagésivo vencimiento del proclamado rey de tercera usina, emperador Jorge Luis Castillas de Verseb. Como todos nosotros, no aguanta el olor nauseabundo de un pedo del hijo de Porcel, salvo que le paguen 20 lucas. Por eso, citó en la comarca a todos los jueces y queridos abonados. Pero eso es avena de otro pajar.

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